domingo, 5 de junio de 2011

200 años de migraciones.Parte 2





Y comenzó la movilidad.








Continuando con esta aproximación histórica a la migración en México, ahora toca el turno de abarcar el periodo que comprende de 1880 a 1920; es decir las décadas, circundantes a la Revolución Mexicana. El escritor Carlos Fuentes, en su participación en el documental Alma de México (Revolución y Renovación), menciona que este periodo, en especial el revolucionario, fue el comienzo de una gran movilidad: “el pueblo mexicano se relacionó consigo mismo, se rompió el aislamiento secular de México…en la Revolución los mexicanos se conocieron entre sí…los mexicanos por fin se encontraron, por fin se identificaron…”

Más, es preciso para aterrizar estas ideas, tener en cuenta un esbozo de los antecedentes que propiciaron estos cambios y transformaciones en la población mexicana. Tuirán & Ávila (2010) mencionan al respecto, que el panorama demográfico prerrevolucionario ya presentaba importantes movimientos hacia los Estados Unidos, los cuales provenían del Centro del país, pero que, principalmente tenían su origen en los estados norteños, que tenían ya, ciertos lazos económicos y sociales con el país vecino.

Son tres los grandes motivos que propiciaron la migración: la aparición del ferrocarril que comunicó al Centro del país con el Norte, las leyes de restricción para la inmigración asiática implementadas por EE UU a partir de 1882, que facilitaron la entrada a la inmigración mexicana, y el sistema de enganche, el cual dejaba en manos de particulares la contratación de los trabajadores. (Tuirán, R. & Ávila, L. 2010).

Esta mano de obra, fue proporcionada por los estados del Centro-Norte y Norte del país; en un panorama demográfico en donde el Centro mostró un gran dinamismo, al igual que diversos puntos del lejano Norte; sin embargo, la región Centro-Norte, disminuía su participación demográfica.

En esta última región, los hombres jóvenes, empezaron a emigrar hacia el pujante Norte o hacia los EE UU, pues como menciona Aboites: “Entre 1870 y 1910 la población norteña había crecido a un ritmo que ninguna otra. Había un nuevo norte, pues si no era provechoso estar en ciudades norteñas, se podría emigrar a Estados Unidos” (2010). Ello reflejaba, que la dirección de los primeros movimientos masivos de población tuvieron una connotación Sur – Norte (la cual prevalece hasta nuestros días); sin eludir, el significativo desplazamiento de indios mayas hacia Cuba, registrado durante la Guerra de Castas, iniciada en 1847.


Una vez iniciado el movimiento revolucionario, se puede abundar en las ideas de Fuentes; pues el panorama demográfico cambió radicalmente, ya que el conflicto social incluyó a las principales ciudades del país, grandes y medianas, por lo que, los desplazamientos internos fueron considerables y de la misma forma las migraciones internacionales hacia el vecino del norte. Tuirán & Ávila, identifican tres grandes oleadas de emigración: en 1912 con aprox. 22 000 mexicanos, en 1919 con 29 000 y, en 1920 con 51 000 emigrantes; demostrando un aumento exponencial en la movilidad.


Como cita Carlos Fuentes: la Revolución fue un momento en el que la población de diferentes regiones del país comenzó a interactuar entre sí por primera vez, “los mexicanos se conocieron entre sí”, más, como se puede apreciar, también iniciaron a relacionarse con las sociedades estadounidenses.

Indiscutiblemente, se aprecia un panorama en suma diferente al de 1810, donde la población se mantenía relativamente estática a pesar del conflicto social; ahora la población contaba con más medios para movilizarse, incluso, con las condiciones para salir del país. Y, son precisamente estos grandes flujos de emigración, uno de los factores que ocasionaron la disminución radical de la población durante todo el movimiento revolucionario, el cual, en 1910 registró 15.1 millones de habitantes, y para 1921, se contabilizaron alrededor de 14.3 millones.


A pesar de que la migración México – Estados Unidos, tiene rastros que datan desde la mitad del siglo XIX, el movimiento revolucionario fue un desencadenante ineludible al momento de aproximarnos a la historia de estos flujos, en donde se fueron urdiendo las redes sociales, que hasta hoy mecanizan este fenómeno binacional. De este periodo en adelante, vendrá una etapa de altibajos en los flujos migratorios, que vale la pena mencionar en entregas posteriores.






Bibliografía:

Aboites, A.L. (2010). Movimiento de población, 1870 – 1930. ¿La reanimación del centro y el crecimiento del norte forman un nuevo país? En Alba, F., Castillo, M., A., Verduzco, G. (2010). Los grandes problemas de México. Migraciones Internacionales. México: COLMEX. pp. 65 – 92.


Tuirán, R., Ávila, J.L. (2010). La migración México – Estados Unidos 1940 – 2010. En Alba, F., Castillo, M., A., Verduzco, G. (2010). Los grandes problemas de México. Migraciones Internacionales. México: COLMEX. pp. 93 – 134.


CONACULTA (2010). Documental Alma de México. Capítulo X Revolución y Renovación. URL:
http://www.youtube.com/watch?v=J83b9NGa0zw

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