viernes, 1 de febrero de 2013

Entrevista con el académico Arturo Santacruz, miembro del Departamento de Estudios de América del Norte de la Universidad de Guadalajara

En la entrevista Arturo Santacruz habla sobre la reforma migratoria que se propone y se discute en estos momentos en Estados Unidos.
Entrevista transmitida en Guadalajara, Jalisco por la señal del Canal 7 del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión en el noticiero "Enfoques" conducido por la periodista Mayra Carrillo el 29 de enero de 2013.

viernes, 6 de enero de 2012

Un filósofo comunitario

El trabajo social ha sido constante en la vida de Juan Manuel Orozco, estudiante de la Licenciatura en Filosofía y Ciencias Sociales del ITESO. A sus 23 años ya tiene experiencia en el apoyo a comunidades vulnerables, en especial a migrantes, al haber hecho un voluntariado en el sureste mexicano e incluso en Madrid, España, en donde estuvo un semestre.

Desde la preparatoria, que cursara en el Instituto de Ciencias, su perfil ya estaba marcado: todos los años se fue de misiones, en su último ciclo escolar participó en la sociedad de alumnos y organizó eventos de apoyo, como un concierto de beneficencia para los damnificados del huracán Stan en Chiapas, en 2005.

Al terminar la preparatoria obtuvo la Beca de Excelencia Humana para cursar su carrera en ITESO. Sin embargo, decidió posponer su entrada a la universidad e irse un año de voluntario al sureste mexicano, a través del Servicio Jesuita de Jóvenes Voluntarios. Su trabajo se enfocó al apoyo de migrantes en albergues de Coatzacoalcos, Veracruz; Arriaga, Chiapas, e Ixtepec, Oaxaca.



"Me di cuenta que no entendía un carajo de lo que pasaba en el mundo. Llegué allá y me encontré con una realidad muy inhumana: era una cosificación de las personas impresionante, eran nada más números y posibilidades para sacar dinero".

En este punto decidió cambiar las letras por la filosofía e ingresó a la Licenciatura en Filosofía y Ciencias Sociales en el ITESO (www.blogs.iteso.mx⁄filosofia⁄): "Me di cuenta que la realidad tiene un trasfondo, que no era como parecía, y con todo este bagaje quise entender qué fregados pasaba y en la filosofía había un modo más propio de acercarme a lo que pasaba con las personas, con el mundo, con la política, con la migración, con la esperanza, con la capacidad de darse de las personas también".

Durante algunos años Juan Manuel formó parte del Equipo de Apoyo a Migrantes Indígenas (EAMI) del ITESO, desde el cual trabajó con los mixtecos de la colonia Ferrocarril.

En 2009 decidió hacer un semestre académico en la Universidad Autónoma de Madrid, en España, la que sería su primera experiencia internacional. Su intención, recuerda, era "hacer filosofía" desde otra visión: "Encontrarme con otros modos de vida que pudieran enriquecer mi forma de enfrentar al mundo".

En Madrid, además de cursar tres materias de su carrera, continuó con su labor social con migrantes y se unió al Centro Pueblos Unidos (www.pueblosunidos.org⁄), también de los jesuitas.

Juan Manuel, una vez que termine la carrera, no quiere ser un "filósofo de oficina", sino que le gustaría dedicarse a la academia y la investigación, así como seguir con el trabajo comunitario por medio de la educación popular.


Texto tomado de: www.iteso.mx

lunes, 31 de octubre de 2011

Danica ¿Esperanza o Desesperación?

Mucho se habla en los medios de comunicación del nacimiento del habitante 7 mil millones en el planeta, varios países y ciudades lo han conmemorado de diferentes formas, pero fue Danica, una niña filipina, la seleccionada para ser reconocida con este ¿honroso galardón?

Y, cuestiono el título de ser el habitante 7 mil millones, porque es sabido que Adnan, el niño serbio al que se le adjudicó el título 6 mil millones hace 12 años, hoy vive casi en la total pobreza, su madre está enferma y su padre desempleado.

Lejos de las celebraciones, el saber que llegamos a tal cantidad de habitantes en el orbe lanza un sinnúmero de retos, los cuales, deben ser visualizados y enfrentados con inmediatez. ¿Qué calidad de vida tendrán? ¿Qué atención de salud les espera? ¿Dónde trabajarán? entre muchas otras interrogantes que se podrían plantear.

Haciendo referencia no sólo a los que están por venir, sino a los que ya formamos parte de esa cuantiosa cifra. Según las estimaciones de UNFPA, para 2050 se llegará a la cantidad de 9,300 millones de habitantes. Por lo que, según las perspectivas, seguiremos creciendo, aunque en un ritmo más lento.

El problema no es que veamos la forma de ser menos, sino el que encontremos la forma de asegurar el bienestar de los que habitamos el planeta, cerciorándonos que éste no se deteriore con la sobrepoblación, lo cual, ya de facto implica un desgaste.

El bienestar es algo que parece inalcanzable, más en un mundo polarizado económicamente: naciones ricas y pobres, familias poderosas y otras muchas numerosas y hambrientas, individuos multimillonarios frente a miles de desempleados.

En 2011, el bienestar es un concepto en desuso ante la coyuntura mundial de crisis económica. Los gobiernos de los países industrializados parecen optar por el rescate de sus instituciones financieras a costa de lo que sea, a costa incluso, de las ayudas sociales que brindan bienestar en las sociedades.

¿Son estas las medidas correctas para atender el boom demográfico que ya nos ha alcanzado? Las protestas y movimientos de indignados en todo el mundo nos dicen que no, pues a la gente muy poco le benefician estos drásticos recortes al gasto social, que no hacen más que mermar en su calidad de vida.

Aunque el movimiento de indignados parece tambalearse entre la aceptación y el rechazo, poco a poco se integran más adeptos, no se debe olvidar que estos movimientos ya han tenidos claros resultados con la Primavera árabe.

miércoles, 31 de agosto de 2011

60 años de la OIM.

El día de hoy aparece en el prestigiado diario The New York Times [1], una nota resaltando la importancia de las organizaciones internacionales que atienden el fenómeno de la migración desde distintas aristas. Un ejemplo a destacar, es la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cuyo mandato es exclusivo de los temas migratorios, y se ha ido plegando a las necesidades que este fenómeno global demanda en diferentes partes del mundo.

La OIM, es una organización intergubernamental, es decir, surge de la iniciativa y conveniencia de los gobiernos; se creó en 1951 y desde entonces ha colaborado muy de cerca con algunas otras agencias de la ONU, como PNUD, ACNUR, UNFAP; incluso, contantemente se agrega dentro de las agencias onusianas, lo cual es un error.

Pues, si bien es cierto que la OIM, podría asemejarse a las agencias de la ONU, ésta tiene una raíz distinta, ya que no surge del seno del acuerdo ONU y sí, como iniciativa de un grupo de países, ¿Cuáles? los más poderosos, los más ricos y a los que más les afecta el fenómeno migratorio internacional; llegando al acuerdo de financiar la OIM.

Esto propició que desde sus inicios, la organización corriera el riesgo de guiarse por ciertos intereses, los que no necesariamente parecían en beneficio de las migraciones.

Sin embargo, se debe reconocer que la OIM, es la única organización internacional que ha logrado tener presencia global en este tema, tejiendo alianzas cada vez con más gobiernos, otras organizaciones e incluso con actores privados que financian proyectos en materia migratoria.

Al día de hoy, la OIM cuanta con 132 Estados miembros y 97 observadores, es decir, más que los 193 miembros de ONU. Cuenta con alrededor de 400 representaciones en todo el mundo y una platilla de 7,300 trabajadores. [2]

En México, se inauguró la representación de la OIM en 2005, y en tan sólo 6 años, se cuenta ya con oficinas en San Cristóbal de las Casas, Chis. Y Ciudad Juárez, Chih. Próximamente, se tienen planes de abrir una oficina más en León, Guanajuato (entidad con mayor expulsión de migrantes en el país).[3]

Todo este capital, no merece para nada el descrédito, ya que a través de diversos proyectos migratorios la OIM coadyuva a la gestión de las migraciones en todo el mundo y como se puede ver también en México.

Si en nuestro país, el tema migratorio está en la mesa de discusión y en algunos casos (aunque los menos) de acción, fortalecer alianzas con una organización de semejante experiticia migratoria es básico, pues sin duda aportará una más eficiente atención de la migración internacional.



[1] http://www.nytimes.com/2011/08/31/world/asia/31migrate.html?ref=world

[2] http://www.60years.iom.int/index.php

[3] http://www.oim.org.mx/index.php?acc=BreveH

lunes, 15 de agosto de 2011

La migración de sonorenses a California (1848-1856)

    En octubre de 1848, mineros de Sonora, México, comenzaron a emigrar en una cantidad considerable a las minas del sur de California, empezando lo que sería la gran migración de sonorenses de 1848-1856. El éxodo de 1848 recibió ímpetus mediante el descubrimiento de oro en California, atrayendo a mineros de diferentes partes del mundo, entre los que se encontraban mineros de Sonora. En la primera caravana de sonorenes, los mineros que contaban o no con capital y ayuda, dejaron Hermosillo. Los periódicos mexicanos informaban de los descubrimientos, y las noticias llegaban hasta Sonora mediante cartas y de boca en boca.
    Aunque la migración comenzó lentamente, pronto llegó a proporciones de estampida. Se estimó que en enero de 1849, más de 3,000 sonorenses habían llegado y se esperaba a más de 20,000 para abril o mayo. Aunque hay quienes dicen que estas estimaciones fueron excesivas.



Construcciones mineras de la Compañía de
Productos Lime de los Estados Unidos
  
     Hasta agosto de 1849, cerca de ocho meses, muchos de los sonorenses, llamados "goldseekers" (buscadores de oro) viajaron al norte, llevando a sus familias con ellos. Para protegerse de los indios en su ruta, iban en caravanas de grupos de 30, 40 ó 60, como regla general. La población en Sonora comenzó a disminuir, incluso se habla que en mayo de 1849, algunos pueblos de no tenían adultos varones suficientes que residieran ahí para ocupar las vacntes de las oficinas municipales.
   Aún y cuando se requerían pasaportes para salir, pero muchos no obedecían esta regla. Se habla de que 10,000 sonorenses  emigraron, aunque hay que considerar que los americanos tendían a agrupar a todos los inmigrantes hispanhablantes (españoles, peruanos, chilenos, mexicanos, e incluso nativos de California).
    Muchos sonorenses regresaron a México a finales de 1849, ya que las condiciones en California eran malas, había ataques frecuentes y fricción ente los mineros americanos y los mineros extranjeros, lo que hacía las condiciones de vida en las minas incómoda e incluso peligrosa, especialmene para los hispanohablantes. Se acusaba a los sonorenses y a otros mexicanos de estar excavando el oro para llevárselo a su país, robando a los americanos de lo que les era suyo por derecho.
   Hubo muchas razones para que los sonorenses volvieran: los que no encontraron mucho oro, los que perdieron sus bienes en juegos de apuestas, los que temían al rigor del invierno de California, todos ellos regresaron. A su regreso a México, ya fuera con o sin oro, se enfrentaron a serios problemas. Los que no tenían fondos, tenían que regresar a México sin ayuda del gobierno, aún y cuando éste se las había prometido con anterioridad.
Los sonorenses no eran populares en las minas californianas  porque no sólo se encontraban en todas partes, sino que hacían todo: excavar, vender oro y herramientas, ofrecían buena competencia tanto vendiendo mercancía como en el trabajo de las minas. Por ello las minas se iban llenando cada vez más y se volvía difícil encontrar oro fácilmente. Fue entonces que otros extranjeros estaban comenzando a atacar a los hispanohablantes (irlandeses, ingleses, australianos y alemanes, aún y cuando estos no hablaran bien el inglés).
A partir de 1852 la antiptía crecía hacia los chinos en las minas, entonces la discriminación comenzó a dirigirse hacia ellos en lugar de hacia los hispanohablantes.



Fuente:
Colette, M. (1996). The Sonoran Migration to California, 1848-1856: A Study in Prejudice. En: D. Gutiérrez (Ed.). Between Two Worlds. Mexican Immigrants in the United States. Estados Unidos de América: Jaguar Books. pp. 3-21