lunes, 15 de agosto de 2011

La migración de sonorenses a California (1848-1856)

    En octubre de 1848, mineros de Sonora, México, comenzaron a emigrar en una cantidad considerable a las minas del sur de California, empezando lo que sería la gran migración de sonorenses de 1848-1856. El éxodo de 1848 recibió ímpetus mediante el descubrimiento de oro en California, atrayendo a mineros de diferentes partes del mundo, entre los que se encontraban mineros de Sonora. En la primera caravana de sonorenes, los mineros que contaban o no con capital y ayuda, dejaron Hermosillo. Los periódicos mexicanos informaban de los descubrimientos, y las noticias llegaban hasta Sonora mediante cartas y de boca en boca.
    Aunque la migración comenzó lentamente, pronto llegó a proporciones de estampida. Se estimó que en enero de 1849, más de 3,000 sonorenses habían llegado y se esperaba a más de 20,000 para abril o mayo. Aunque hay quienes dicen que estas estimaciones fueron excesivas.



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     Hasta agosto de 1849, cerca de ocho meses, muchos de los sonorenses, llamados "goldseekers" (buscadores de oro) viajaron al norte, llevando a sus familias con ellos. Para protegerse de los indios en su ruta, iban en caravanas de grupos de 30, 40 ó 60, como regla general. La población en Sonora comenzó a disminuir, incluso se habla que en mayo de 1849, algunos pueblos de no tenían adultos varones suficientes que residieran ahí para ocupar las vacntes de las oficinas municipales.
   Aún y cuando se requerían pasaportes para salir, pero muchos no obedecían esta regla. Se habla de que 10,000 sonorenses  emigraron, aunque hay que considerar que los americanos tendían a agrupar a todos los inmigrantes hispanhablantes (españoles, peruanos, chilenos, mexicanos, e incluso nativos de California).
    Muchos sonorenses regresaron a México a finales de 1849, ya que las condiciones en California eran malas, había ataques frecuentes y fricción ente los mineros americanos y los mineros extranjeros, lo que hacía las condiciones de vida en las minas incómoda e incluso peligrosa, especialmene para los hispanohablantes. Se acusaba a los sonorenses y a otros mexicanos de estar excavando el oro para llevárselo a su país, robando a los americanos de lo que les era suyo por derecho.
   Hubo muchas razones para que los sonorenses volvieran: los que no encontraron mucho oro, los que perdieron sus bienes en juegos de apuestas, los que temían al rigor del invierno de California, todos ellos regresaron. A su regreso a México, ya fuera con o sin oro, se enfrentaron a serios problemas. Los que no tenían fondos, tenían que regresar a México sin ayuda del gobierno, aún y cuando éste se las había prometido con anterioridad.
Los sonorenses no eran populares en las minas californianas  porque no sólo se encontraban en todas partes, sino que hacían todo: excavar, vender oro y herramientas, ofrecían buena competencia tanto vendiendo mercancía como en el trabajo de las minas. Por ello las minas se iban llenando cada vez más y se volvía difícil encontrar oro fácilmente. Fue entonces que otros extranjeros estaban comenzando a atacar a los hispanohablantes (irlandeses, ingleses, australianos y alemanes, aún y cuando estos no hablaran bien el inglés).
A partir de 1852 la antiptía crecía hacia los chinos en las minas, entonces la discriminación comenzó a dirigirse hacia ellos en lugar de hacia los hispanohablantes.



Fuente:
Colette, M. (1996). The Sonoran Migration to California, 1848-1856: A Study in Prejudice. En: D. Gutiérrez (Ed.). Between Two Worlds. Mexican Immigrants in the United States. Estados Unidos de América: Jaguar Books. pp. 3-21

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